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  Capítulo 18: Preparativos
 
Libro 5: Varios.
 
Prólogo 1: Ashley
El sol, las nubes, los arboles, el viento… todo parece distinto, hasta las gotas de lluvia parecen más brillantes y hermosas cuando caen y atraviesan los rayos del sol que pasan entre los nubarrones. Algo ha cambiado dentro y fuera de mí… y eso me gusta.
 
 
CAPITULO 18. Preparativos.
Dos meses después.
4 de Abril de 2010. Seis días para el baile de primavera.
Me detuve unos instantes para descansar. La enorme carpa estaba ya montada, también el escenario y las casi 50 mesas donde se celebraría la gran cena... Solo faltaban los más mínimos detalles, los cuales darían aún más encanto a una fiesta tan tradicional como hermosa. Pero para no variar en la preparación de cualquier evento importante siempre tenían que surgir imprevistos de última hora. El DJ que habíamos contratado al final no podría asistir y ahora deberíamos buscar un grupo o alguna orquesta que se ofreciera a venir. Me tiré la semana pasada llamando a todas partes, pero nada. Al final me tocará enganchar mi ipod a los grandes altavoces… lo presiento.
Después de secarme el sudor de mi frente cogí varias cajas en una carretilla y las metí dentro de la carpa. Allí me encontré con Lorh que preparaba con esmero los centros de mesa, la mantelería y la cubertería. La ayudé a colocar todo en las mesas y después abrimos las cajas que traje para poner la iluminación en el alto techo de la carpa.
-Estoy deseando que llegue el viernes y ver todo en funcionamiento – dijo con un gran entusiasmo Lorh mientras subía por una escalera de mano y empezaba a colgar los farolillos.
-Si, pégame un tiro ¿Quieres? – respondí con ironía. Estaba tan harta de preparar tantas cosas que la fiesta ya me sobrepasaba.
-Ay chica, cuando quieres te pones más rancia…
-No es que sea rancia, Lorh, es que estoy hasta la coronilla de tener que hacer todo deprisa y corriendo la última semana… y encima Herver metiendo prisa: “Ashley llama a la empresa de catering, Ashley llama al nuevo DJ, Ashley esto, Ashley lo otro…”
 Lorh empezó a reírse mientras conectaba los cables y dejaba enganchada la primera enorme bola de papel de seda. Continué dándole el resto para que las pusiera.
-No te preocupes, aquí esta super Lorh al rescate para ayudarte en lo que haga falta. – me guiñó un ojo desde las alturas. – Por cierto, tenemos que irnos esta tarde o mañana de compritas, tenemos que estar perfectas para el baile, bueno y para mi hombre. – Marcó bien la palabra hombre refiriéndose a Danny
-No creo que venga a bailar precisamente ni a estar perfecta y divina de la muerte ese día… - dije algo apagada.
-Oh oh… ¿Qué pasa Ash?
Se bajó de la escalera y me cogió de las manos para sentarme en una de las sillas forradas con tela blanca.
-Lo sabes muy bien… - dije acariciándome la pierna que quedó seriamente dañada en el accidente.
Ella se recostó sobre el respaldo de la silla muy lentamente con el gesto muy serio.
-Ashley… ya hemos hablado de esto. Tienes que olvidarte de todo lo que pasó. Has avanzado mucho en tu recuperación y te veo más feliz desde hace un par de meses. – se acercó a mí para mesarme el pelo con mucho cariño – No quiero volver a ver a mi mejor amiga con los ojos tristes y sin vida… Prométeme que te vas a divertir y que no vas a pensar en nada oscuro y lleno de dolor.
-Lorh… yo.
-Ashley, por favor.
La miré a los ojos sin saber que contestarle. No estaba preparada, la idea de ir al baile me aterraba. Me bloqueaba el pánico de pensar que esa noche volvería a repetirse.
-Déjame pensarlo ¿vale?
-De acuerdo. Pero por lo menos… ¿me harías el gran favor de acompañarme a comprarme algo decente? Me vendría bien una segunda opinión.
-Si, ¡pesada! Si quieres nos vamos de un momento a Milán y te compras lo último en moda.
-Perfecto, pero no hace falta que nos vayamos tan lejos y que compremos cosas tan caras – se rió - ¿Te paso a recoger esta tarde a las cuatro?
-Mejor otro día. Hoy tengo cosas que hacer.
-¿Por ejemplo? – preguntó con curiosidad.
-Lorh eres mi amiga, pero hay cosas que no pienso decírtelas… Prefiero hacerte sufrir un poco.
Vi como abrió sus ojos almendrados y su boca de manera incrédula, mientras ponía sus brazos en jarra y movía su pie con impaciencia.
-No es justo, yo te cuento todo… y cuando digo todo me refiero también a cositas que hago con Danny y que son muy intimas. Tú no… - se paró un momento y miró al infinito pensativa.- No!!!, no puede ser – dijo con la cara iluminada. - Ahora lo entiendo todo!! ¿Quién es él? ¿Cómo es? ¿Es guapo?¿Cuántos años tiene?
-Lorh, Lorh, para!! – intenté hacer que se calmara en su silla. – He dicho que no te voy a decir nada. – dije sonriendo – Por lo menos por el momento… necesito estar segura de que lo que está pasando es lo que creo que es… ¿entiendes? – dije con tranquilidad
-¡Pero no puedes dejarme así, sin ninguna información! Dime al menos si es moreno o rubio, yo que sé, algo… porfaaa
Me levanté a punto de estallar de risa al ver el comportamiento tan infantil de Lorh.
-Hasta mañana Lorh. – dije sin más y me encaminé a mi coche para volver a casa.
No me tomó mucho tiempo llegar a casa para cambiarme y ponerme algo cómodo, fresquito y que me hiciera subir la moral. Me enfundé unos pitillos, una camisa y luego me subí a mis zapatos favoritos. Después de recogerme el pelo en un moño alto y darme algo de color en las mejillas, cogí mi blazer, el bolso y me dirigí hacia el Roxy’s. Antes de sentarme pedí un capuccino en la barra y mientras Ellen me lo servía fui buscando con la mirada una mesa un poco apartada en la que pudiera estar tranquila hasta que Christian llegara.
-Aquí tienes, tu capuccino y un bollito de regalo. – sonrió Ellen mientras lo dejaba todo frente a mí.
-Me estás acostumbrando mal Ellen, voy a engordar como sigas poniéndome tantos bollos. – me reí.
-Estás más guapa con curvas, cielo. ¿Quieres algo más?
-No, así está bien, gracias.
Pagué y me dirigí a la mesa siete, frente a la barra. Dejé mi bolso en el suelo y me acomodé en el sillón mientras miraba los mails en el móvil. Casi todo eran correos spam y fui borrándolos poco a poco hasta llegar a otros que eran confirmaciones de contratos para el baile. Pufff, me había quitado varios pesos de encima. Me dediqué un buen rato a contestar esos mails mientras me iba tomando el capuccino.
-Veo que la fiesta te tiene completamente absorbida… Creo que voy a tener que hablar con Herver para que no te haga trabajar tanto…
La voz grave y cariñosa de Christian me hizo salir de mi concentración e hizo que el ritmo cardiaco se acelerara levemente. Levanté la vista y le vi plantado frente a mí con una gran sonrisa.
-Creo que voy a tener que hablar yo también con él… No debería hacerte salir tanto a patrullar, se me hacen los días demasiado largos y aburridos sin ti.
Sonreí y él se acercó a mí para darme un beso en la mejilla a modo de saludo.
-Yo también te he echado de menos, si es eso lo que querías oir.
Bajé la cabeza sonrojada y se sentó a mi lado mientras yo guardaba el móvil y él pedía a Ellen una cerveza y algo para picar.
-Bueno, dime. ¿Cómo van los preparativos? Hace mil que no me paso por allí.
-Creo que para lo pillados de tiempo que íbamos, está quedando bien… - dije – Cuando lo veas no lo vas a reconocer.
-Seguro que ha quedado genial. ¿Y cómo va lo de la música? Herver me contó que el DJ ha pasado de nosotros ¿no?
-Si… algo así. – dije algo frustrada. – Lo peor es que no encuentro a nadie disponible para tocar y ya no se qué hacer.
-No te preocupes por eso… Creo que tengo la solución.
Me quedé mirándole confusa.
-¿Ah si? ¿Conoces a algún grupo?
-No exactamente. Digamos que tengo un amigo que me debe un par de favores. En cuanto le haga una llamada lo solucionaré rápido, así que, relájate que de la música me encargo yo.
-¿En serio? Puff, me dejas más tranquila. Gracias de verdad.
-No me las des… además tendré que dejar huella en la fiesta aunque solo sea con la música ¿no crees?
-Jaja, si.
Cogí mi taza de café y volví a dar un traguito. Vi que Christian se removía mucho en el sitio y que frotaba muchas veces sus manos.
-¿Te ocurre algo? ¿Estás nervioso?
-Em… - vaciló un poco antes de contestar – No, no, estoy bien – sonrió – Bueno, la verdad es que… me preguntaba si… tenías algún plan para el viernes.
-Umm no, la verdad es que con controlar que todo vaya bien tengo bastante.
-Ah – Musitó.
-¿Por qué?
-No por nada… - dijo intentando darle un giro a la conversación, aunque siguió pensativo y volvió a hablar – Bueno te parecerá una tontería pero… no se… A lo mejor te apetecería, venir conmigo al baile, si tu quieres claro.
Me quedé helada en el sitio sin saber qué decir, solo noté como me temblaba todo el cuerpo teniendo que dejar la taza de café en la mesa.
-Bueno, yo… no se…
-Si no quieres ir no pasa nada, lo entiendo… - dijo algo decepcionado.
-No, si no es que no quiera ir… es que…- suspiré sin saber si explicarle o no mis motivos. Pero recordé lo que me dijo Lorh, eso de que disfrutara y todo eso, y creo que fue lo que me impulso a decir: - ¡Que demonios! Si, claro que iré contigo…
 
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