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CAPITULO 11. Presunto secuestro. |
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Cuando por fin el pasaje se había tranquilizado y reinaba el más absoluto silencio, Mikel se levantó para desperezarse y dar un paseo por el minúsculo pasillo del avión. Se dirigió a los aseos para refrescarse la cara, después de cerrar la puerta tras él, echó el pestillo y se apoyó en el lavabo. Con cuidado abrió el grifo y se mojó la cara, la nuca y las muñecas. Levantó su cabeza y se quedó mirando su reflejo en el espejo. Inspiró y respiró varias veces para apaciguar el mareo que crecía cada minuto que pasaba. Cuando de repente las luces se apagaron sumiéndolo en una inquietante oscuridad.
-Mierda – protestó.
Con la mano intentó buscar el interruptor. Lo presionó varias veces pero la luz no se encendía. Así que de nuevo palpó la pared para buscar la puerta y quitar el pestillo. Cuando hubo abierto la puerta, salió del aseo y de nuevo se dirigió a su asiento, pero al levantar la vista del suelo se encontró con que no había nadie en el avión. Todos los asientos estaban vacíos. Excepto uno, en el que viajaba Evelin. Mikel corrió hacia ella para preguntarle donde estaba la gente. Se sentó junto a ella, parecía que estaba dormida. Cogió una de sus manos para despertarla.
-Evelin!!, Evelin!! – Mikel no conseguía despertarla. – Vamos perezosa, creo que hemos llegado, nos han dejado aquí…
Evelin continuaba sin despertar. Mikel le dio suaves palmadas en la mejilla. No reaccionaba.
-Evelin si esto es una broma, no me gusta ni un pelo. Evelin!!! – esta vez gritó su nombre.
Ella seguía sin responder. De repente un hilo de líquido rojizo comenzó a salir de su boca. Mikel se asustó muchísimo y con habilidad la inclinó hacia delante para ayudarla a expulsar la sangre para que no entrara en sus pulmones. Pero al hacerlo descubrió una daga de plata clavada en su abdomen.
-Evelin!!!!
Rápidamente la cogió en brazos y la tumbó en el pasillo. Mikel se quitó el pañuelo que cubría su cicatriz del cuello y lo puso en la zona de la herida para taponarla.
-Por favor que alguien me ayude, por favor!!!
Mikel se despertó sobresaltado. Evelin lo vio y continuó sosteniendo su mano, que inconscientemente Mikel había puesto sobre la suya. La miró con ojos desorbitados.
-Has debido tener una pesadilla. No dejabas de moverte en el asiento
Evelin intentaba calmar a Mikel que no dejaba de mirar a un lado y a otro comprobando que todos los asientos estaban ocupados.
-¿Estás bien? – dijo Mikel preocupado
-Si… Ay… estás empapado. ¿Qué has soñado para despertarte así?
La joven cogió un pañuelo de su bolso y con cuidado lo paso por la frente de Mikel para limpiarle el sudor. Estaba realmente aturdido.
-No lo recuerdo.
Mintió. Se acordaba a la perfección pero prefirió no preocuparla con sus tonterías.
-Señores pasajeros, pónganse sus cinturones de seguridad, en breves momentos comenzaremos con la maniobra de aterrizaje.
La voz de la azafata despertó al resto de pasajeros. Después de 6 horas ya sobrevolaban la isla de Pascua. En unos minutos abandonaron el avión y se dirigieron a una cafetería para tomar algo. Mientras las chicas y Basty, Javi y Mikel hablaban en una mesa a una esquina de la cafetería, Magnus fue a pedir. Un empresario árabe leía el periódico del día. Javi se acercó para ayudar a Magnus a llevar el pedido.
-Uff odio viajar en avión – dijo Magnus mientras se llevaba las manos a la espalda. – ¿Sabes? Es raro que Astaroth no haya venido aún por nosotros.
-Si muy raro. - Javi estaba absorto en la portada del periódico del empresario. – Disculpe ¿Podría prestarme el periódico? – dijo en árabe
El joven empresario le entregó el periódico y mientras tanto dio un trago a su café. Javi leyó con detenimiento la portada y las siguientes páginas que enunciaba. Con pavor fue descubriendo el meollo del asunto. Magnus al ver su cara de preocupación comenzó a leer. Imposible, todo estaba en árabe y no entendía nada.
La noticia rezaba:
CUATRO JÓVENES ESTADOUNIDENESES DESAPARECIDAS
Según la Interpol, las cuatro chicas de origen Estadounidense, de edades comprendidas entre 18 y 19 años desaparecieron hace casi una semana, después de su jornada de estudios en la Universidad de Phoenix. Muchos testigos aseguran haberlas visto acompañadas por un hombre mayor que ellas. Otros aseguran haberlas visto por última vez en Tebas acompañadas por dos hombres de origen árabe. Se cree que han sido secuestradas y ahora mismo pueden están siendo retenidas por más hombres. Se ha organizado una búsqueda mundial. Pueden estar en cualquier ciudad del planeta. El gobierno de Estados Unidos ofrece una recompensa a la persona o personas, o cualquier organización que las encuentre con vida y de captura a sus secuestradores.
La desaparición de las cuatro jóvenes ha creado un ambiente de miedo entre las familias de millones de universitarios de todo Estados Unidos y el resto del mundo.
Dos jóvenes fueron los que se encargaron de denunciar su desaparición. Se trata de Joe Williams, novio de Evelin Hale, una de las muchachas y Dilan Jones, amigo y compañero de piso de las otras chicas.
Javi llevó su mirada a las fotos que cerraban la crónica. Estaban tomadas en su estancia en Tebas y se les veía claramente.
-Joder!!! Tenemos que irnos ya!! – dijo desesperado Javi – Nos busca la Interpol
-¿Cómo? – gritó Magnus.
-Shhhhhhh. Creen que hemos secuestrado a las chicas.
-Pero eso no es cierto.
-Ya lo sé.
Magnus miró a todos lados y en una puerta de la cafetería vio varios carteles de búsqueda y captura con su foto y la de Javi.
-Mira!! – dijo Magnus apuntando a los carteles.
-Oh no!! – dijo sorprendido Javi.
Ambos miraron al camarero que les había atendido que en esos momentos estaba llamando por teléfono sin quitarles la vista de encima. Rápidamente ambos se acercaron a las chicas y a Mikel y Basty con disimulo. Javi comentó el problema a sus compañeros y sin más dilación salieron con disimulo de la cafetería.
-Daos prisa chicas!!! – decía Mikel mirando a todas partes.
-Creo que deberíamos salir por patas – gritó Basty al ver como varios policías del aeropuerto se acercaban a ellos corriendo.
Sin mediar palabra empujó a un policía del cochecito que conducía para vigilar el aeropuerto. Los demás se subieron. Las chicas no entendían nada.
-¿Pero qué ocurre? – dijo confusa Sophie
-Luego os lo explicaremos. – gritó Basty.
Este aceleró e iba esquivando como podía las miles de maletas que se repartían por los mostradores de facturación.
-Basty písale nos van a pillar – decía Mikel
-Esto no va más rápido Mikel, no es un fórmula 1!! – gritaba Basty – Agarraos, el viaje será un poco movidito.
Basty giró bruscamente el cochecito y lo hizo atravesar una puerta de cristal que daba a la calle. Varios coches de policía comenzaron a perseguirles.
-Basty!!!!
-Ya lo se Mikel ya lo se!!!
-Tengo una idea – dijo Magnus.
Cerró sus ojos y se concentró. En pocos segundos el cochecito comenzó a aumentar su velocidad. Los coches de la policía desaparecían de su vista.
-¿Magnus a donde vamos? – decía Basty
-Coge la salida de la autopista.
-Pero por allí nos estarán esperando – dijo Miley
-Es cierto!! – recapacitó Magnus. – Para el coche Basty!!
-¿Estás loco? No voy a parar ahora!!!
-Basty, para ya el coche.
Estaban tan nerviosos que nadie accedía a las ideas que cada uno aportaba. Miley se sentía algo mareada y algo hizo que por un momento su mente quedara en blanco. Una carretera secundaria, rocas… era tan abstracto.
-Basty gira a la derecha rápido!! – gritó Miley
-Miley no estamos para jueguecitos.
-Gira a la derecha capullo!!! – gritó para que le hiciera caso.
Así fue. Basty obedeció sin rechistar y dio un volantazo. El coche estuvo a punto de volcar debido a la velocidad que llevaba pero con ayuda de Magnus todo era posible. Miley continuaba con su visión.
-Sigue recto.
Basty miró a Magnus para saber si podía confiar en lo que le decía. Magnus asintió. La carretera por la que circulaban se extendía hasta donde alcanzaba la vista. Durante más de una hora continuaron su camino.
-Esto es absurdo, esta carretera no lleva a ninguna parte. – decía Basty
Nadie hablaba. Miley seguía con sus ojos en blanco con la mirada perdida. A lo lejos Basty pudo apreciar una curva muy pronunciada.
-Ya estamos muy cerca – dijo Miley dejándose caer en el asiento.
-Has hecho un buen trabajo pequeña – le animó Magnus.
Después de aquella curva se abrió una gran explanada a ambos lados de la carretera. Las famosas estatuas gigantes hicieron su aparición.
-Bueno – dijo Luna – Seamos bienvenidos a la isla de Pascua.
El tono de ironía de su voz hizo esbozar a casi todos una sonrisa.
-¿Alguien nos explica por qué hemos huido al estilo película americana? – dijo Sophie.
-Será mejor que llaméis a vuestros amiguitos y los tranquilicéis. – dijo Javi
-Tengo cobertura – sentenció Luna.
Marcó el número de teléfono. Espero varios tonos y alguien contestó.
-¿Sí?
-¿Dilan? ¿Eres tú?
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