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  Capítulo 9: Confusión
 
Me quedé helada en el sitio durante un buen rato sin poder reaccionar. Seguramente papá había vuelto temprano y como siempre se había dejado las llaves en casa. Guardé en mi bolso el historial médico y cerré con llave el cajón de su escritorio. De nuevo volvió a sonar unos fuertes golpes en la puerta mientras me dirigía a la escalera con torpeza arrastrando la pierna y las muletas; me senté en la silla de la escalera y bajé en pocos segundos. Me volví a arrastrar hasta que llegué a la puerta. Miré a través de la mirilla… mi alivio fue tal que notaba como el corazón me bombeaba contra las costillas pensando que me había metido en un buen lío unos segundos antes. Abrí la puerta dejando que la luz del sol me cegara.
-Tony ¿Qué haces aquí?
-Cuando colgaste tan repentinamente y me dijiste que habías encontrado algo, no pude esperar en casa de brazos cruzados…
- Te dije que te llamaría, me has asustado!! – noté como mi voz se había elevado una octava y la ansiedad se había apoderado de mí
-Lo siento – se disculpó él - ¿Qué te parece si vamos a tomamos unas cuantas tazas de café a Roxy’s y hablamos? Yo invito. – sonrió
Sabía lo que quería. Quería que le hablara de lo que había leído en el diario de su hermana y lo que supuestamente había encontrado. Su mirada era ansiosa asique no me podía negar.
-De acuerdo, vamos.
No entablamos conversación alguna en el coche. Simplemente me dediqué a mirar por la ventanilla mientras pensaba una y otra vez en cómo explicarle mis teorías a Tony. Tenía miedo a su reacción tras cada uno de mis comentarios, pero quería decirle la verdad ante todo, aunque doliera. Al fin aparcó frente a la puerta de la cafetería y me ayudó a salir del coche. Tranquilamente nos acomodamos en una mesa apartada donde nadie nos pudiera molestar. El ambiente adornado con luces azulonas y violetas daba una gran sensación de tranquilidad algo que me alivió y me ayudaba a afrontar las siguientes horas. Cogí la carta y esperamos a que la camarera nos atendiera.
-Buenas tardes, ¿Qué desean tomar?
-Yo un capuchino por favor
-Para mí solo y bien cargado – dijo Tony.
-De acuerdo, enseguida vuelvo con su pedido.
La camarera sonrió amablemente mientras se alejaba y nos dejaba a solas bajo la iluminación de las tres velas que se consumían sobre la mesa.
-¿Y bien? – dijo impaciente Tony - ¿qué… has leído…?
Realmente no sabía por dónde empezar. El nerviosismo e impaciencia de Tony me estaba empezando a pasar factura y aunque no lo pareciera, iba a influir irremediablemente en la conversación. Sin embargo, opté por empezar a preguntar yo misma.
-¿Notaste... si Abi se comportaba de manera extraña semanas antes del accidente?
Sentí como se formaba un nudo en mi garganta, tenía miedo a la reacción de Tony, mucho miedo, miedo de hacerle daño con mis palabras. Él se quedó pensativo durante un largo minuto mirándome a los ojos preocupado, como si quisiera perforar mi cabeza para intentar leer mis pensamientos. Se frotó las manos y luego se peinó su melena con una de ellas mientras miraba a través de la ventana tintada de la cafetería.
-Solo sé que pasaba demasiadas horas fuera de casa, se escapaba sin decirnos nada y volvía a las tres o las cuatro de la mañana. Era como otra persona, como una desconocida… Su manera de hablar tan filosófica, como si intuyera algo gordo, muy gordo… Realmente daba escalofríos oírla hablar tan bien de las cosas, de la vida, de la naturaleza, de los actos de la gente… como si le hubieran inyectado una sabiduría abstracta. Y sus ojos tenían un brillo especial…
Sentía cientos de impulsos eléctricos cuando escuché como Tony se sinceraba. Yo también sentí lo mismo cuando leí el diario, sentía que Abi ya no era la que era… pero en persona seguía siendo la misma, no noté jamás un solo cambio en su personalidad, nada. Sin embargo Tony sí.
-¿De qué solía hablar? – pregunté de nuevo.
En esos momentos la camarera regresó con nuestros cafés y los dejó en la mesa. Tony sacó su monedero y pagó la cuenta. Al fin volvimos a quedarnos a solas.
-Hablaba de cosas maravillosas… cosas que no pueden existir, por lo menos para mí. Decía que el ser humano era malvado por naturaleza, que deberíamos aprender a vivir como los animales salvajes, sin reglas, sin prohibiciones, sin miedo y sin dolor… - sus palabras sonaban amargas - ¿Sabes qué Ashley? Creo que mi hermana estaba mal, muy mal… Creo que desde que murió nuestra madre y también desde que habló con Adam para dejarle las cosas claras, se sentía muy culpable, incluso miserable… Y en vez de acudir a mi padre o a mí para pedirnos ayuda, la ha buscado en otro sitio…
-¿En otro sitio?... ¿Insinúas que estaba metida en una…
-Secta. – concluyó Tony mi frase
-No, eso no puede ser… - dije incrédula
Los dos nos quedamos en silencio durante un rato muy largo. Intentaba asimilar las palabras de Tony pero por mucho que lo intentara no podía hacerme a la idea de lo que me estaba contando.
-Ella me comentó una vez que había ido al psicólogo por lo de vuestra madre… - dije confusa
-Si eso es verdad… pero no duró ni dos meses allí, decía que se aburría y que los loqueros no iban a ayudarle en nada.
-Entonces coincidimos en una misma teoría de la que realmente no tenemos pruebas fiables, al menos por escrito.– dije mientras daba un sorbo a mi taza de café - Abi no acudió a ninguna secta, acudió a un psicólogo que la dejó marchar a pesar de que quería suicidarse…
-¿Quería suicidarse? – dijo Tony muy confuso – de donde sacas esas locuras Ashley!!?? Mi hermana era lo suficientemente feliz con nosotros, no tenía motivos para matarse…
-¿Entonces qué significa esto?
Saqué el diario del bolso y por otra parte el historial médico. Tony leyó con lentitud para poder entender lo que quería decirle.

25 de Abril de 2008
Hoy ha sido un día genial. Herver ha organizado una acampada junto al lago; por eso ayer no escribí en este querido diario. Tenía muchas cosas que preparar, dejar atados cabos antes de que se hiciera tarde y ya no hubiera vuelta atrás. Ha sido un día lleno de risas e ilusiones. Ashley y yo nos hemos contado cosas extraordinarias que jamás habíamos sacado a la luz, pero no se… aunque ella era reticente a hablar, yo necesitaba soltar todo de una vez… Al fin y al cabo, este ha sido nuestro último día juntas y mi último día junto a los seres que más quiero; papá, mi querido hermano Tony, mis amigos… ES increíble, pero no tengo miedo a lo que pueda suceder a partir de éste momento, es más, estoy feliz (bueno, en cierta parte claro!!, a nadie le gusta irse y dejar a todas las personas que más quieres en este mundo). Pero sé que allí a donde voy seré más útil. Es hora de hacer algo de provecho aunque no sea en esta vida… bueno ¿para qué dar más explicaciones?. Pero aún así tengo miedo de que algo salga mal mañana. Tengo miedo de que le pueda pasar algo malo a Ashley por mi culpa… Si sigo las indicaciones oportunas todo habrá acabado pronto. Estoy ansiosa…
Cuando Unalaq venga y Yacone aparezca en el cielo, seré la nueva tiquaq de Amaguq…
Hasta siempre… Abi


-¿Pero qué demonios es esto Ashley?
-¿No te das cuenta? – dije atando cabos. – Sea lo que sea que haya ocurrido en realidad, nos han estado engañando todo este tiempo. Dices que Abi fue al psicólogo ¿Verdad? Entonces, ¿Por qué en su historial médico no aparecen dichas consultas? ¿Quién le dio “indicaciones” para que yo no resultara mal parada?
Le tendí el historial para que lo leyera. Lo cogió entre sus manos y comenzó a leer.

Nombre y Apellidos: Abigail Bleder.
Edad: 20 años.
Estado civil: soltera
Antecedentes físicos: No hay alergias conocidas.
Antecedentes psicológicos: No hay ninguna consulta ni tratamiento psicológico.
Motivo de consulta: Accidente de Tráfico
Valoración, exploración y pruebas complementarias:
-Traumatismo craneoencefálico
-Traumatismo torácico severo
-Hematoma epidural
-Traumatismo abierto de fémur con rotura de arteria femoral.
-Rotura de la vesícula biliar


-No hay ninguna consulta ni tratamiento psicológico… Tengo miedo de que le pueda pasar algo malo a Ashley por mi culpa… Si sigo las indicaciones oportunas todo habrá acabado pronto - leyó en susurros comparando el diario con el historial y levantando su mirada hacia mí para pedir explicaciones - ¿De dónde has sacado el historial Ashley?
-Lo tenía mi padre en uno de los cajones de su escritorio… bajo llave.
-Pero se supone que los historiales son confidenciales ¿Por qué tu padre tenía este historial? – no sabía que contestarle porque sinceramente yo no tenía la respuesta correcta – Ashley contéstame ¿Por qué tiene tu padre el historial de mi hermana? ¿Por qué faltan cosas? ¿Qué nos estáis ocultando?
Su ira iba en aumento, pero por desgracia no podía contestar a sus múltiples preguntas, preguntas que eran las que tenía yo misma para mi padre en cuanto llegara a casa. ¿Por qué tantas mentiras y tanto misterio? Tony se marchó dando un portazo mientras todos los clientes de la cafetería se quedaron mirándome mientras mis lágrimas salían precipitadas de mis ojos. Deseaba morirme en aquel instante. No entendía nada. ¿Se trataba todo de una especie de conspiración o a caso todo era una pesadilla de la que no lograría despertarme nunca? ¿Quién sería capaz de ocultar la mala salud mental de mi amiga? Y lo más importante ¿Por qué? No podía quedarme sentada de brazos cruzados sin saber la verdad. Papá me tendría que contar lo que yo quería saber, no estaba dispuesta a perder a más gente por culpa de mentiras y engaños. No quería perder la amistad de Tony, pues él era una parte de Abi que aún tenía conmigo. Recogí todo y con gran esfuerzo me fui hasta la parada del autobús para volver a casa.
 
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