anambfanfics
  Capítulo 17: Cruda realidad
 

Sin duda alguna todos estos acontecimientos me sobrepasaban por completo, tenía que reconocerlo. Saber que ese accidente quizá no fuera culpa de Ashley me abría un camino lleno de esperanzas pero por otro lado, empezaba a vislumbrar una verdad tan oscura como inquietante.

-Está bien… tranquilicémonos y meditemos toda esta información con mucha cautela. – volvió a hablar Ray. – Abi recoge tus cosas nos volvemos a casa… Por lo visto tendremos que adelantar el plan antes de lo previsto.

Obedecí a Ray sin rechistar. Cogí el abrigo de la niña y se lo puse. Luego la coloqué en mi espalda atada lo más fuerte que pude para que no se cayera mientras corríamos.

Nos despedimos de Adam sin saber a ciencia exacta cuándo nos volveríamos a ver. Todo se complicaba. No nos gustaba utilizar el teléfono porque incluso podría estar pinchado y el correo tampoco porque las cartas podrían perderse y acabar en manos de alguien que nos pudiera hacer la existencia imposible. En ese aspecto éramos unos auténticos paranoicos pero era mejor prevenir que curar. Por lo tanto en cuanto a pasarnos información estaríamos incomunicados a no ser que nos arriesgáramos a venir cada dos o tres días, lo que nos precipitaría a cometer más errores, por tanto esa no era la solución más conveniente. Tan solo nos quedaba esperar a que Christian diera señales de vida cada vez que Adam o nosotros actuásemos. Ahora íbamos a dar palos de ciego, tentando a la suerte cada dos por tres.

Cambiamos nuestra forma para adentramos de nuevo en el bosque en dirección a la zona donde todos los empleados de la reserva estaban preparando la explanada donde se celebraría dentro de dos meses la fiesta de primavera. Nos escondimos tras la maleza y bordeamos toda la explanada. Todo el mundo estaba concentrado en sus quehaceres por lo que fácilmente pasamos desapercibidos. Durante varios minutos nos dedicamos a buscar a Christian pero no había rastro de él. Quizás no hubiera venido y estaría trabajando en la reserva. Pero cuando el viento sopló a nuestro favor, trajo consigo su aroma. Llevé mi mirada a su posición, justo al lado de un camión de transportes de material de espectáculos.

-Ahí está… - dije con voz sombría.- ¿Ves a Ashley por alguna parte? – dije preocupada al no verla.

-No, hoy no está aquí… - respondió Ray – Quizás esté en la oficina o puede que patrullando.

Miré a todas partes, a todas y cada una de las personas que se reunían allí para trabajar y dejar todo lo más bonito posible, hasta que llegué a una chica de pelo moreno y muy largo. Lorh. El viento me golpeó en la cara con su olor característico y no pude por menos de soltar un gruñido de rabia desde mi pecho.

Ray volvió a su cuerpo humano para retenerme antes de que saltara hacia ella y le rasgara la garganta con mis propios dientes.

-Abi… tranquilízate.

Pasaba una y otra vez su mano por mi cabeza acariciando mi pelaje, intentando transmitirme la paz necesaria para controlar mi cuerpo lleno de adrenalina. Soltó las correas del canguro donde llevaba a Chelsea y la apoyó contra las raíces de un árbol. En una fracción de segundo ya estaba otra vez reteniéndome con sus brazos. Yo intentaba soltarme pero me resultaba imposible, Ray era muchísimo más fuerte que yo y acabé por agotarme luchando con sus brazos.

-¿Estás bien?

Continué sin contestar a Ray y mirando con fiereza a Lorh como seguía con su trabajo pasando peligrosamente al lado de Christian sin que éste se diera cuenta. En esos momentos juraría que mis ojos estaban inyectados en sangre de pura rabia. Fui relajando poco a poco mi cuerpo hasta que logré recobrar mi forma humana.

-Lo siento… - solo pude soltar esas dos pequeñas palabras entre mis labios.

Ray me abrazó contra su cuerpo y pasó su mano por mi mejilla.

-No te preocupes… Es una reacción normal…

-Cuando tenga las pruebas suficientes de que es ella la que está detrás de mi muerte, juro por Dios que lo va a pagar caro, Ray… No va a salirse con la suya…

-Shh… no digas eso. No somos así, Abi. No actuamos por rabia, ni por instinto… No te rebajes a su altura.

Tenía razón. No podía compararme con ella. Ella era una asesina… y pronto iba a recibir su merecido. Eso si, no iba a dejar que le tocara un pelo a Christian.

-¿Quieres hablar del tema? – dijo Ray con su voz tranquilizadora.

-No se… es todo tan… confuso.- Sentía que el pecho me dolía como si me acabaran de dar un golpe muy fuerte y no pudiera respirar. Era una sensación de ardor y agobio que de un momento a otro acabaría manifestándose en forma de lágrimas saliendo de mis ojos durante horas y horas, y eso ahora mismo no me apetecía para nada.- Es que… me siento traicionada… Jamás llegué a imaginar que alguien cercano a mí pudiera hacerme daño y luego aparentar ser la mejor persona del mundo… es asqueroso.- suspiré.

-Sé cómo te sientes… pero ya verás como todo se arregla… Tarde o temprano las malas personas reciben su castigo…

-¿Cómo no pudiste prever lo que iba a sucederme esa noche? – le pregunté aun aturdida. – Quiero decir… sabias que iba a morir y el lugar exacto… ¿por qué no viste lo que Lorh iba a hacerme?

-No sé qué pudo pasar esa noche, pero las cosas no salieron como estaban planeadas, Abi. Créeme que no pasa un solo día sin que me culpe por los errores que cometí esa noche… No sé cómo, pero… al ver que llegaba tu hora y no aparecías, me dio un mal presentimiento… Doy gracias a Dios de haberte encontrado a tiempo para mantenerte con vida hasta el momento exacto de tu transformación…

Nos quedamos en silencio unos segundos. El aire frío movió las ramas de los abetos haciendo caer pequeñas cantidades de nieve al suelo. Continué observando el trabajo minucioso de toda esa gente a la que quería y no podía abrazar desde hacía casi un año.

-No fue culpa tuya… no te martirices más ¿quieres?

No me respondió, lo cual interpreté como que seguiría haciéndolo…  Había llegado a imaginarlo auto flagelándose o algo por el estilo, pero no, a él le iba más castigarse en silencio, cosa que no soporto que haga, sus ojos se vuelven demasiado fríos y tristes. Suspiré aliviada al ver que ninguno de los dos queríamos continuar hablando del tema. Sinceramente he de decir que me entraba náuseas solo de pensarlo.

-Aquí no hacemos nada… - le dije a Ray – Me gustaría pasar por casa de Ashley, solo por quedarme más tranquila.

-De acuerdo. Vamos.

-No… Iré sola. Tú lleva a Chelsea a casa y espera a que vuelva.

-No creo que sea buena idea.

-Se cuidarme sola…

-No lo suficiente.

Nos quedamos mirando severamente durante unos segundos que se me hicieron eternos. Otra vez podía percibir en su mirada esas ansias por mantenerme a salvo fuera como fuera, podía sentir el miedo apoderándose de todo su cuerpo mientras me alejaba tan solo un paso atrás.

-Lorh estará ocupada… y ya no puede hacerme más daño del que me ha hecho.

-No solo Lorh es peligrosa. – me recordó.

-Dame diez minutos… si no he vuelto entonces… - vi que iba a replicarme así que llevé uno de mis dedos a sus labios e hice que se callara – Si no he vuelto entonces, puedes venir a por mí.

Seguía reacio a dejarme ir sola.

-No vas a cambiar de opinión ¿verdad? – me dijo

-No.

-Bien. – dijo un poco enfadado. – Ve, pero recuerda que no eres la única que corre peligro si te expones. – me dijo con algo de amargura en su voz. – Si no vuelves en diez minutos exactos, da por hecho que te iré a buscar, pero organizaré una partida de caza.

Asentí con la cabeza rápidamente y eché a correr antes de que se arrepintiera.  Me transformé sin esfuerzo alguno durante la carrera entre los arboles más frondosos del bosque. La casa de Ashley no quedaba muy lejos de allí, a unos tres o cuatro kilómetros así que aceleré mis pasos y llegué en dos minutos exactos. Solo quedaban ocho para regresar a casa así que me tenía que dar prisa. Rodeé el jardín entre la maleza y con paso sigiloso fui vigilando todas y cada una de las ventanas del piso de abajo. Allí no había rastro de Ashley así que decidí trepar a un árbol para ver si estaba en su habitación, pero tampoco la vi allí. Tenía  la ventana abierta, algo que me resultó demasiado extraño. Como pude fui deslizándome por una de las ramas que llegaban cerca de la fachada y entré a la habitación de un gran salto. Por suerte no hice ningún ruido. Parecía que la casa estaba vacía por completo, así que me dediqué a pasear por la habitación de Ash. No había cambiado casi nada desde la última noche que estuve aquí. Las paredes seguían decoradas con un ocre intenso, el escritorio seguía en el mismo sitio, junto a la ventana y con una pequeña enredadera sobre ella; el gran ordenador había sido sustituido por un portátil nuevo, en su mesilla de noche descansaban dos libros gordos de Isabel Allende, la estantería que había frente a la cama estaba llena de marcos con fotos nuestras… Me acerqué hasta allí y cogí una de las fotos. Estábamos Ash y yo sentadas en una gran roca en una de las pocas playas que tiene el Lago del Oso, ataviadas con shorts, sudaderas oscuras, gorras y zapatillas de deporte. Era la última foto que nos hicimos antes de… Cerré los ojos antes de que las imágenes borrosas y aterradoras de mi accidente inundaran mi cabeza y me llevaran a una locura pasajera. Dejé la foto en su sitio y me senté en la cama cogiendo en mi regazo el peluche que descansaba sobre ella. Era el regalo del último cumpleaños que celebré con ella.  Si la habitación de Ash estaba llena de tantos recuerdos, no quería imaginarme entrar en la mía. De repente un sonido seco me puso en alerta y me escondí tras la puerta. Ashley entro envuelta en una toalla blanca y se puso a revisar el correo en su ordenador. Estuvo unos cuantos minutos leyendo mails de Christian. Me encantaba ver su cara llena de felicidad después de tanto tiempo. Cuando acabó puso música ambiente y comenzó a danzar de un lado a otro buscando ropa para ponerse, maquillándose, secándose y planchándose el pelo. Parecía no percatarse de mi presencia. Ojala pudiera darle un abrazo y luego desaparecer, pero, no podía ser. Echaba de menos nuestras tardes tomando café en el Roxy’s, hablando de nuestras cosas, apoyándonos cuando nos necesitábamos… Me di cuenta que entre unas cosas y otras había pasado casi tres cuartos de hora… y Ray solo me dio diez minutos. Seguro que ya me estaría buscando. Esperé a que Ashley enfilara la puerta y cerrara para poder salir por donde había venido.

Y efectivamente. Cuando caminaba con paso firme hacia la maleza Ray se abalanzó sobre mí y me retuvo contra un árbol.

-¿Dónde te habías metido? Te di diez minutos Abi.

-Lo siento, me entretuve en casa de Ashley, tuve que esperar a que se fuera para salir…

-No me des escusas. – dijo enfadado – Pensé que te había pasado algo…

-Estoy bien ¿vale? No ha pasado nada.

-Pero podía haber pasado Abi. Nada más irte Lorh desapareció de mi vista… ¿Qué hubiera pasado si te hubiera encontrado?

Me quedé en silencio sin mirarle. Sentía que las lágrimas se me agolpaban en los ojos. Ray me levanto la cara y me limpio las lágrimas con dulzura y luego me abrazó muy fuerte mientras me besaba con furia y desesperación.

-No vuelvas a hacerlo por favor… no quiero perderte.

Me cogió por la cintura y me dirigió poco a poco hacia nuestro hogar.


 
  Hoy habia 3 visitantes (4 clics a subpáginas) ¡Aqui en esta página!  
 
© Anambfanfics 2010 Este sitio web fue creado de forma gratuita con PaginaWebGratis.es. ¿Quieres también tu sitio web propio?
Registrarse gratis